TIBURÓN

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Argumento: Un pequeño pueblecito costero se prepara, como cada año, para recibir a miles de turistas en sus relajantes playas. Justo antes de dar oficialmente por comenzada la temporada estival, un tiburón empieza a aterrorizar a la población debido a sus constantes ataques. Es en ese instante cuando dos personas con intereses opuestos se verán enfrentadas. Por un lado, el jefe de policía Brody (Roy Scheider), que antepone la seguridad de los habitantes a cualquier otro interés. Y por otro lado el alcalde de la isla, Amity Island, que hará lo que sea necesario para que el incidente no afecte a la principal fuente de ingresos del pueblo. A causa de los reiterados ataques del escualo, un equipo formado por el jefe Brody, un veterano cazador de tiburones y un científico, intentarán capturarlo y evitar, de este modo, que siga sucediéndose el baño de sangre en las playas de Amity.

Levántense todos. Se ruega silencio sepulcral. Firmes. Recibamos con los honores que se merece a una de las grandes películas de la historia del cine: Tiburón (Jaws). Tiburón fue la película que aterrorizó a nuestros padres, que nos alejó a nosotros de las playas y que seguirá causando un miedo inexplicable a nuestros hijos. Y es que esta película es una de las que mejor envejecen. Un gran guión, genial fotografía, inmensa dirección, eternos protagonistas y sublime banda sonora. Lo tiene todo. Es como el hijo guapo del vecino... incluso da un poco de rabia ¿eh?

Tiburón, la novela
de Peter Benchley

Todas las películas tienen un comienzo, una idea, una vivencia, una inspiración. Así pues, ¿cuales son los inicios de Tiburón? Pues para ver los orígenes de la película nos tenemos que remontar hasta 1916, cuando se sucedieron distintos ataques de tiburón en la ciudad de New Jersey. En este hecho y en otros sucesos como las vivencias del cazatiburones Frank Mundus, se basó Peter Benchley, años mas tarde, para escribir su primera novela titulada Tiburón. La casualidad quiso que un director novel, pero muy ambicioso, se topara con dicho libro y decidiera llevar la película a la gran pantalla. Después de algunos fracasos, llevó la propuesta a las altas esferas. Después de mucho batallar, la productora dio luz verde al proyecto, pero con la condición que no fuera muy costosa... Pfffff, se la colaron bien colada. Este director con poca experiencia y dispuesto a comerse el mundo se trataba de un tal... Steven, Steven Spielberg.

Steven Spielberg probando un poco de su propia medicina.

Pero el rodaje no fue un camino de rosas. Para la recreación del "animalito", tenían varias opciones. Encontrar un tiburón blanco enorme, adiestrado y que se prestase a aparecer en la película o hacer un robot con forma de tiburón. Evidentemente se decantaron por la segunda opción y la criatura fue bautizada con el nombre de Bruce, en referencia al abogado de Spielberg. Bueno, realmente se construyeron 3 Bruces (está clarísimo que el plural de Bruce es Bruces ¿no?): uno que se usaba para las tomas que el tiburón avanzaba recto, y otros dos para las escenas laterales, uno para el perfil derecho y otro para el perfil izquierdo. Hasta 14 personas eran necesarias para mover al pececito. ¿Pero que pasa cuando se echa algo mecánico, a pilas o con batería al agua? ¿No lo sabéis? Probad con vuestro iPhone (abstenerse Androids ;P). Una vez solucionado el pequeño problema de los cortocircuitos, parecía que todo iría sobre ruedas... Pero no fue así.

Bruce el zampabollos

Sigamos con la clase magistral. ¿Que pasa cuando echas algo extremadamente pesado al agua? Exacto, que se hunde. Así pues, el equipo de rodaje se encontró con que Bruce tenia la fea costumbre de irse al fondo del mar día sí, día también. ¿Quien se lo iba a imaginar? Todos estos problemas provocaron algo que finalmente jugó a favor de la película. En muchas escenas, en lugar de mostrarse el tiburón, solamente se intuía su presencia con movimientos de cámara u otros trucos. Esto le aportó a la película un plus de terror que actuaba como reclamo para los espectadores. Un ejemplo muy claro es la escena inicial, donde la primera víctima del escualo es zarandeada de lado a lado de una forma muy violenta. En esta escena no vemos al tiburón, y fue rodada atándole unos cables a la pobre chica. Vamos, quedó contenta, contenta. Finalmente, se acabó el rodaje como en los cuentos: fueron felices y se llevaron un pastizal, pues la película gozó de un éxito rotundo. Como curiosidad diré que la productora, decidió aplazar el estreno hasta verano (es de ser mala persona), y eso provocó el pánico en algunas zonas costeras, donde cualquier sombra de una roca en el agua, corriente marina o banco de peces eran interpretados como un depredador. Mucha gracia no les haría a mas de un hotelero, cuando algunas familias cambiaron, casualmente ese año, el mar por la montaña.

Un trío de leyenda

Para los actores, y debido a que el presupuesto no se podía disparar, se eligió un elenco de "desconocidos". Así pues, después de descartar a Robert Duvall, Charlton Heston, Lee Marvin, Jon Voight o Jeff Bridges, entre otros, se contó por un reparto con menos caché, pero que finalmente fue acertadísimo (según mi opinión). Roy Scheider en el papel del jefe de policía Martin Brody, Robert Shaw como Quint el cazatiburones y Richard Dreyfuss en la piel del científico del oceanográfico Matt Hooper fueron el tridente de ataque (esta expresión está muy de moda últimamente). Ningún reproche para ellos, más bien al contrario, están sublimes y los papeles que representaron quedarán para la historia.

El gran John Williams

Otro punto fuerte es el clásico naaara... naaaara... naaaaara.... naranaaaaa... chanchanchanchanchanchan... tiruriiii... tururi tiruriiiii.... tiruriiiiiii... Bueno, igual así escrito no queda muy claro. Me refiero a la genial e inmortal banda sonora. Excepcional fue la pieza compuesta por el maestro John Williams. Un clásico entre los clásicos que se sitúa en el top 10 de las bandas sonoras más exitosas de la historia del cine (y esto no lo digo yo, lo dicen los integrantes del American Film Institute, que son unos señores que mucha faena, mucha faena, no tendrán, teniendo en cuenta que se dedican a estas cosas...). La pieza le valió un Oscar a la mejor banda sonora. A parte de este, también se llevó los Oscar al mejor sonido y al mejor montaje. Lamentablemente, y pese a estar nominada, no se pudo llevar el premio a la mejor película... no se puede tener todo.

¡¡¡¡¡Cuidaaaaaaaao!!!!!

La verdad es que yo le tengo mucho cariño a esta película. Es un clásico indispensable en mi videoteca. Las escenas con el tiburón tanto dentro como fuera del agua, el suspense, el terror, los personajes, los diálogos, la música... todo me parece encajar a la perfección. Gracias a la película sabemos que el bicharraco en cuestión es un Carcaredon Carcarius (o bien escrito Carcharodon Carcharias), que los alcaldes son malos y solo les interesa el dinero y que a los tiburones lo mismo les da una chica en porretas, un niño regordete o un viejo pellejo... se lo zampan todo.

Ni caso hay que hacerles a los sucedáneos que nos han llegado posteriormente. Tiburón 2 no estaba mal, pero a partir de ahí, las demás secuelas no las salva ni el mismísimo Dennis Quaid. Tampoco me acaban de convencer los tiburones de Deep Blue Sea, que deberían acabar en algún programa como Hermano Mayor, porque a esos no hay quien los arregle. Inteligentes sí, pero cabroncetes también. Y no hace falta comentar nada de los primos con exceso de petit suisse de nuestro querido Bruce, esos Megatiburón, Sharknado y compañía. Sí, hacen gracia los primeros 5 minutos, pero poco mas.

Actualmente se puede revivir la esencia de la película en los parques Universal de Orlando y de Los Angeles. En ambos parques nos encontramos la atracción Jaws The Ride, en la que nos podemos deleitar de un relajante paseo turístico en barco por las costas de Amity. ¿Relajante? ¡¡¡Al igual!!! Si teneis la oportunidad os lo recomiendo, a mi me impactó bastante y conservo un gran recuerdo de aquellos momentos de pánico... Si se os ocurre acercaros allí, recordad lo que le dice el jefe Brody al escualo: ¡¡¡Sonrie hijo de puta!!!!